Como esa pluma, que se apoya en la servilleta,
en silencio, se vacía y se derrama,
así nos roba la vida
quién nos vacía de tiempo, para nada.
La pluma no se da cuenta porque
ni siquiera trabaja,
la servilleta tampoco tiene intención de nada.
Es solo su absorvencia y es solo un fluído
que por fluído, simplemente, se escapa.